Seis lecciones de la transformación Agile en una multinacional de CPG

Agilar Team
25 Jul, 2025
business agility
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En las grandes organizaciones, la transformación suele imaginarse como una sacudida monumental: planes estratégicos, grandes anuncios y despliegues obligatorios. Pero ¿y si el cambio real y duradero no empieza así?
¿Y si comienza con algo mucho más sutil? Un susurro. Una conversación. Un piloto. Una persona con un poco de libertad y mucha curiosidad.
Eso fue lo que ocurrió en una empresa global de bienes de consumo envasados (CPG). En lugar de imponer Agile en toda la organización, la compañía le dio a un Agile Champion interno un mandato muy simple: seguir la energía. Sin roadmap. Sin modelos. Solo explorar.
Lo que vino después no fue solo un cambio de procesos, sino una evolución en la mentalidad, la cultura y en cómo la empresa entrega valor. Con el apoyo de Agilar, este enfoque silencioso y de abajo hacia arriba se convirtió en una transformación Agile que alcanzó a decenas de equipos e impactó en liderazgo, gobernanza y resultados.
Esto es lo que podemos aprender de su experiencia:
1. El gran cambio empieza en pequeño
La transformación no arrancó en el consejo de administración, sino en el terreno. Una persona recibió la misión de explorar Agile, con un presupuesto reducido y total libertad. En vez de un despliegue de arriba hacia abajo, el cambio creció a través de pilotos impulsados por la curiosidad y las necesidades reales del negocio.
Los equipos con retos concretos pidieron ayuda. Y la ayuda llegó no en forma de frameworks, sino de conversaciones. Agile no se impuso; se invitó.
Lección: no necesitas un plan maestro para empezar. Muchas veces, el cambio más potente nace de una simple pregunta: “¿Dónde podría ayudarnos esto?”
2. Deja que el pull sustituya al push
A diferencia de los programas de cambio tradicionales, donde se espera cumplimiento, aquí la adopción fue 100% por pull. Los equipos tenían que quererlo.
El interés no tardó en llegar—sobre todo en áreas de alta presión como marketing, revenue growth o innovación. Agile se convirtió en un salvavidas, no en una carga. Y a medida que más equipos lograban resultados, el impulso se fue multiplicando.
Lección: deja que los equipos se acerquen a ti. La transformación se sostiene mejor cuando nace del deseo de las personas, no de una orden.
3. Habla el idioma del negocio
Nada de glosarios de Scrum. Nada de modelos de escalado. El Agile Champion y los coaches fueron claros: hablar de resultados, no de rituales.
Cada piloto se definía en torno a valor, urgencia y claridad. ¿Cuál es el problema? ¿Qué queremos conseguir? Las prácticas Agile se fueron incorporando de manera natural—sin etiquetas ni imposiciones.
Lección: si quieres que Agile resuene, olvida la jerga. Conecta con las metas, el contexto y la presión real de quienes tienes delante.
4. Construye apoyo, no imposición
Con la adopción creciendo, la empresa creó un Center of Excellence (CoE). Pero no como órgano regulador, sino como un sistema de apoyo: ayudando a los equipos a adaptar Agile a su realidad, ofreciendo coaching y compartiendo aprendizajes en toda la organización.
No hubo prisas por estandarizar. El objetivo no era la uniformidad, sino la efectividad.
Lección: empodera a los equipos. Un CoE debe acompañar, no imponer. Las transformaciones que perduran se construyen desde la habilitación, no desde la autoridad.
5. Haz crecer al liderazgo junto con los equipos
Al inicio, los líderes pidieron formaciones en Agile. Pero, con el tiempo, lo realmente transformador fue su reflexión: cómo se tomaban las decisiones, cómo funcionaba la gobernanza y qué papel debían asumir.
Agile no se trataba solo de los equipos; también de que el liderazgo adoptara un nuevo estilo de acompañamiento—menos control, más claridad y apoyo.
Lección: el cambio real exige que los líderes evolucionen. No basta con aprobar cursos; deben replantearse su manera de liderar.
6. Suelta el plano maestro y confía en el camino
Una de las cosas más poderosas de esta historia es lo que no ocurrió: no hubo framework Agile para toda la empresa. No hubo modelo con marca. No hubo comunicado oficial.
En su lugar, los coaches se adaptaron a cada equipo. Dejaron que los patrones emergieran poco a poco. El éxito no vino del control, sino de confiar en el trabajo, en las personas y en el proceso.
Lección: no empieces con un modelo. Empieza escuchando. Cada organización tiene un camino único—deja que el tuyo se despliegue con intención, no con prescripciones.
Conclusión: un impulso que perdura
Esta multinacional de CPG no cambió de la noche a la mañana. No declaró una transformación. Simplemente siguió la energía—apoyando lo que funcionaba, aprendiendo de lo que no, y manteniendo siempre el foco en el valor.
¿El resultado? Agile pasó a ser parte de cómo la organización resuelve problemas, no solo de cómo organiza reuniones. Lo que empezó como un susurro se convirtió en un murmullo, y después en un ritmo que sigue creciendo.
Quizá esa sea la lección más importante: el cambio que perdura no arranca con un estallido, sino con una creencia.