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Qué pasa realmente en un curso de Certified Scrum Master

Qué pasa realmente en un curso de Certified Scrum Master

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Tiago Garcez

29 Sep, 2025

scrum mastery

Una estudiante de CSM sentado junto a un banner de Agilar

Hace unos meses, estábamos cerrando el primer día de un curso de Certified Scrum Master en Agilar cuando un participante —product manager en una empresa tecnológica— me lanzó una pregunta interesante:

“Entiendo los roles, los eventos, los artefactos… ya los tenemos en marcha. Pero no ha cambiado demasiado y ahora la gente se queja de que pasa demasiado tiempo en reuniones. ¿Por qué no nos está funcionando?”

Esa pregunta (que escucho muy a menudo) captura la esencia de por qué creo que estas formaciones son valiosas. Te da la oportunidad de entender Scrum (día 1) y luego de profundizar en cómo aplicarlo en tu contexto (día 2). Abre la puerta para reflexionar sobre qué sigue necesitando cambiar en tu equipo y en tu organización, y para explorar ideas de cuáles podrían ser los próximos pasos.

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Cómo se vive un curso de CSM

Cuando la gente se inscribe, llega con muchas expectativas. Algunos piensan que serán dos días de diapositivas. Otros esperan un repaso detallado de la Scrum Guide. Y unos pocos vienen preparados para cuestionar todo lo que han escuchado sobre Agile.

Desde mi lado de la sala, la experiencia es muy distinta.

  • No es una clase magistral. Rara vez me pongo de pie a “entregar contenido”. En cambio, invito constantemente a los participantes a practicar, debatir y ponerse en los zapatos de un Scrum Master.
  • Cada grupo es único. Una sala llena de ingenieros de software nos llevará por un camino muy diferente al de un grupo de profesionales de RRHH o de equipos de marketing. Mi trabajo es adaptarme, conectando los principios de Scrum con su realidad.
  • El curso está vivo. Usamos simulaciones, ejercicios en equipo y casos reales de transformaciones que hemos acompañado. La teoría es importante, sí, pero solo cobra vida cuando la gente la pone a prueba en la práctica.

Al final del primer día, suele haber una realización compartida: Agile no es solo un proceso a seguir, es una mentalidad que desafía cómo colaboramos, decidimos y entregamos.

Lo que cubrimos y lo que la gente descubre

El temario, sobre el papel, se ve ordenado:

  • Valores y principios ágiles.
  • El marco de Scrum (roles, eventos, artefactos).
  • Responsabilidades del Scrum Master.
  • Herramientas prácticas como gestión visual, facilitación y manejo de conflictos.
  • Errores comunes y cómo superarlos.

Pero, desde la perspectiva del trainer, los insights no vienen del programa escrito, sino de las conversaciones y de los ejercicios colaborativos.

  • Los roles son relaciones. Muchos llegan preguntando “¿qué hace exactamente un Scrum Master?”. Van entendiendo que es menos sobre imponer reglas y más sobre dar forma a la cultura, generar confianza y habilitar a otros para tener éxito.
  • Los eventos no son solo reuniones. Daily Scrums, Sprint Reviews, Retros… no son rituales para tachar de una lista, sino oportunidades valiosas para inspeccionar y adaptarse en conjunto.
  • Los artefactos son conversaciones. Un Product Backlog o un Sprint Backlog solo tienen sentido si disparan las conversaciones correctas. No se trata tanto de documentación como de alineación.

Los retos reales que traen los participantes

Detrás de cada dinámica de grupo, hay historias reales. Alguien que lucha con un líder que quiere tener todas las respuestas. Otro que intenta acompañar a un equipo que rechaza las retrospectivas. Un tercero que trata de equilibrar Scrum con una gobernanza corporativa rígida.

No esquivamos estos temas. De hecho, son el corazón del curso. Hacemos una pausa, desmenuzamos la situación y exploramos cómo un Scrum Master podría responder. Esas conversaciones suelen dar los aprendizajes más ricos, porque muestran cómo Scrum a veces choca con la cultura y los procesos actuales… y cómo crea espacio para un cambio real.

Por qué esta formación importa

Para mí, el curso de CSM no es tanto “enseñar Scrum” como generar valentía y claridad. Coraje para imaginar cambios en la forma en que trabaja tu equipo. Claridad sobre lo que Scrum realmente es —y lo que no es.

Los participantes se llevan:

  • Confianza para facilitar eventos de Scrum con propósito, no solo siguiendo el manual.
  • Herramientas para fomentar transparencia, colaboración y mejora continua.
  • Una comprensión más profunda de que la agilidad va de personas, no solo de procesos.
  • Una comunidad: descubren que no están solos enfrentando estos retos.

Y sí, también se llevan la certificación oficial de Scrum Alliance Certified ScrumMaster®, que abre puertas. Pero, más importante aún, se van listos para cambiar conversaciones, experimentar y ayudar a sus equipos a trabajar mejor juntos.

Más allá del aula

Cuando pienso en aquella pregunta del product manager —“¿por qué Agile no nos está funcionando?”— creo que es la pregunta que todo buen Scrum Master debería hacerse. Y la respuesta no está en los flipcharts ni en el examen. Está en cómo te presentas al día siguiente, cómo escuchas, cómo desafías, cómo apoyas a tu equipo.

La formación debería darte más confianza para explorar las causas raíz de los desafíos que enfrentas hoy con tu equipo, y para definir los cambios que podrías hacer para abordarlos.

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