Escalar la montaña: transformar el cambio complejo en pasos manejables

Agilar Team
15 Jul, 2025
business agility
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Cuando una organización se enfrenta a un cambio importante—plazos ajustados, estructuras enredadas, prioridades que cambian—es fácil quedarse esperando “el plan perfecto”. El problema es que muchas veces ese plan nunca llega. Y mientras tanto, no te mueves.
En Agilar lo hemos visto muchas veces: no necesitas ver la cima para empezar a escalar. Solo hace falta dar el primer paso, con intención, con ritmo y con el apoyo adecuado.
Transformar no es conquistar la montaña de golpe. Es construir la capacidad de avanzar, un paso cada vez.
Cuando no hay margen para esperar
Uno de los operadores postales más grandes de Europa decidió reducir la entrega de cartas de cinco a dos días por semana. Parecía sencillo, pero había mucho detrás: rediseñar logística, adaptar IT, negociar con los reguladores, formar al personal… Y, por si fuera poco, los plazos se adelantaron un año entero.
No había tiempo para pensar en el plan ideal. Así que reorganizaron el trabajo en 13 value streams, formaron equipos multidisciplinares y empezaron a entregar por sprints. No se quedaron paralizados—empezaron a escalar. Y llegaron antes de lo previsto.
Un patrón que se repite
En un banco europeo, ayudamos a pasar de prácticas Agile dispersas a una transformación coordinada, centrada en desarrollar capacidades reales. Con el tiempo, co-creamos Beanstalk, una plataforma para visualizar la madurez de los equipos y escalar el aprendizaje. No empezó con tecnología—empezó con equipos aprendiendo a moverse juntos.
En una multinacional de gran consumo, varios pilotos Agile ayudaron a acelerar lanzamientos de producto. Uno de ellos terminó siendo clave para lanzar una línea vegetal durante el Veganuary. Todo gracias a planificación iterativa, decisiones rápidas y buena alineación. Lo que era un test local, se convirtió en una forma de trabajar.
Y en una empresa global de bebidas, un equipo de Business Intelligence que apenas entregaba valor pasó a ser uno de alto rendimiento, alcanzando un NPS de +71 en pocos meses. No fue magia. Fue ritmo, foco y seguir escalando.
¿Por dónde empezar?
Cuando el cambio es grande y complejo, lo peor que puedes hacer es quedarte esperando el plan maestro. En lugar de eso, empieza a crear inercia con prácticas simples que den dirección y ritmo:
- Crea equipos multifuncionales enfocados en resultados
Olvídate de organizar por departamentos. Junta personas con distintas habilidades para resolver un problema real. Cuando un equipo tiene un objetivo claro, se mueve más rápido y con más sentido. - Trabaja en ciclos cortos
En vez de planificar todo desde el principio, establece sprints de 2 a 4 semanas. Ese ritmo reduce incertidumbre y hace que el progreso sea visible. Y te permite corregir el rumbo sin dramas. - Reflexiona con frecuencia y en serio
No conviertas las Reviews y Retros en rituales vacíos. Usalas para revisar resultados, ver bloqueos y mejorar en serio. Si el equipo aprende constantemente, mejora constantemente. - Lidera para habilitar, no para controlar
Los líderes que desbloquean, alinean y apoyan son los que más valor suman. No se trata de soltarlo todo, sino de intervenir cuando hace falta y dar al equipo el espacio para brillar.
Estas prácticas son tu basecamp. No eliminan la incertidumbre, pero sí te ayudan a avanzar sin quedarte atascado.
Lo que aprendes al escalar
Una vez que empiezas a moverte, aparecen aprendizajes que no estaban en ningún PowerPoint:
- No tendrás certezas, pero ganarás confianza
- El ritmo aporta más estabilidad que el control
- La autonomía construye capacidad
- La cultura se transforma decisión a decisión
- Y lo más importante: escalar nunca se termina
Cada cima es solo una nueva base. El objetivo no es “ser ágiles”, sino seguir evolucionando.
Desde más alto, todo se ve distinto
En Agilar hemos acompañado a cientos de organizaciones y más de 800 equipos por toda Europa y Latinoamérica. Y si algo hemos aprendido, es esto:
No hace falta tener todo claro para empezar. Hace falta empezar.
Las transformaciones reales nacen de un paso pequeño, dado con intención. Desde ahí, crecen las capacidades. Cambia la cultura. Y lo que parecía imposible empieza a estar al alcance.
Escalar requiere coraje. Pero ese coraje se construye paso a paso—en equipos que confían en el proceso, confían entre ellos y no dejan de avanzar.